Romper con una persona abusadora

Qué pasa con una persona que queremos a la que deseamos ver feliz, a la que hemos probado por milagrosos medios complacer, sin nunca, llegar a complacerla. Esperando que el milagro llegue, de alguna forma, que está vez un cambio se produzca, para juntos pasar un buen momento.

Son numerosas las razones por las cuales el tan deseado cambio se pudiera hacer realidad, por haber tomado distancia durante una temporada, por estar embarazada, por tener hijos, por haberse separado, por compartir los hijos, por haberse quejado a un superior, por haber probado la última técnica en mejora de la comunicación… Y no, nada cambia sigue viviendo en su universo paralelo en el que el centro de este es el ombligo de nuestra querida persona tóxica.

Muchos terapeutas sugieren en primer lugar salir de una relación de manipulaciones, con maltrato psicológico y/o físico. Tomar distancia es fundamental para recomponerse, tomar conciencia de las dinámicas que se traman, y recomponerse. Estando en la relación, se viven en presente las emociones de manera, a veces muy intensa, de tristeza, de enfado, de frustración por la injusticia vivida, y estas emociones abruman, dificultando el entendimiento de lo que realmente está ocurriendo. Además, las manipulaciones cuando llevan ya muchos años generan confusión por la culpabilidad tramada que llega a colarse cogiendo poco a poco su sitio para quedarse.

El punto clave para sobrellevar una relación con una persona narcisista, con falta de empatía, manipuladora, y abusiva que pruebas a complacer, sin nunca llegar a lograrlo, es el contacto CERO o el NO contacto. Para ello, es necesario haber reconocido, aceptado el abuso y querer ponerle fin, no importa que pasará después. Lo primero es salir y protegerse del abuso. No se trata de una revancha ni de un castigo, ni tampoco un modo de hacerle cambiar y que por fin se dé cuenta, no. Se trata de un alejamiento para romper el vínculo tóxico, es el paso previo a sanar el trauma causado por la persona narcisista. Incluso, después de una separación geográfica viejas heridas siguen latiendo. Luego tocará atenderse, rodearse de personas que te apoyan, te escuchan, te creen, te miman y que te acompañan para recomponer tu vida desde tu esencia.

Puede que la culpa por irte te agarre, es normal y lógico, romper con lo conocido da vértigo, incluso siendo doloroso, después de tanto tiempo se vuelve normal, y es algo que la persona narcisista ha obrado desde sus entrañas, que no te atrevieras a irte, sin ella no eres nada, y te deja claro que te llevará una guerra infernal sí te atrevieras a marcharte. Que sea cuando lo cuento o cuando lo escribo me sigue revolviendo, es tan surrealista que no puede ser verdad, pero sí, es así. La resiliencia que uno desarrolla frente a la adversidad puede llegar a ser descomunal. El no contacto sirve para que recuperes tu salud y cordura, para romper esos lazos de abuso. Es el momento de emprender el camino hacia tu libertad, que vuelvas a conectar contigo, que lleves las riendas de tu vida hacia lo que te conviene realmente y lo que tú deseas verdaderamente.

Para preparar el contacto cero, háblalo con tu gente de confianza y vuelve a conectar con amigos y familiares con los que te llevabas bien antes de que te hiciera romper el lazo. Prepara tu salida, tu extracción, rodeándote, busca apoyo, animo, acompañamiento, puede que te toque ir a pasar un tiempo en casa de un amigo o familiar. Es el paso más sensato para retomar el mando de su vida.

He pasado por allí, y estar acompañada me ha sido muy útil, y de un gran alivio. Rodearme de personas que hayan pasado por lo que he vivido ha sido clave en mi camino de recomposición, tras separarme de mi madre. Si te sientes en confianza, coméntalo te sorprenderás no estás solo o sola, mucha gente ha sufrido o sufre del abuso narcisista.

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